Egipto.-. Milagros De Camps, viceministra de Cambio Climático y Sostenibilidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, expresó en el marco de la Conferencia Climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) 2022, COP27, que no se puede hablar de justicia climática si no se crean espacios para la participación de las mujeres que viven en carne propia la crisis climática.
En ese sentido, hizo un llamado a los jóvenes y mujeres del mundo para que aceleren sus esfuerzos por involucrarse en política, diplomacia y en los negocios, ya que es su futuro lo que está en juego y su presencia es indispensable.
“La delegación de la República Dominicana que participó dice presente en Egipto para luchar por nuestra supervivencia y asegurar un futuro próspero para las presentes y próximas generaciones. Es por eso que nuestra delegación en Egipto es una de las más jóvenes en la historia. Son los niños y los jóvenes los que vivirán los impactos de nuestra inacción y por eso jóvenes dominicanos lideran nuestra delegación en este encuentro”, explicó De Camps.
Así mismo, Milagros, resaltó que la negligencia de líderes de las grandes economías del mundo continúa perpetuando un sistema financiero plagado de incentivos perversos que empeoran cada día más la crisis y aceleran la pérdida de vidas, territorios, culturas y sueños.
“Si no quieren indemnizar, lo mínimo que podrían hacer es impulsar la transformación del sistema financiero global. Cada vez, se hace más evidente el carácter sumatorio de las vulnerabilidades con grupos marginados como mujeres, comunidades locales, poblaciones indígenas y personas con discapacidades, enfrentando mayor nivel de impacto y altas barreras a la participación. A pesar de ser mayoría en la población, apenas 7 de las 110 delegaciones aquí en la COP han estado encabezadas por mujeres”, indicó.
Por otro lado, la viceministra aclaró que las promesas de cooperación, acción y soporte han quedado vacías, a pesar de la claridad de la ciencia y la contundencia de las voces de los países que, como República Dominicana, están en la primera línea de impacto del cambio climático; no se ha cumplido con los compromisos de ambición ni de financiamiento.
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