Londres (CNN Business) — En el verano boreal de 2021, los incendios forestales causaron un “desastre sin precedentes” en la isla italiana de Cerdeña, quemando más de 28.000 hectáreas de terreno y desplazando a miles de personas de sus hogares.
Casi la mitad de las tierras afectadas ardieron en un único y catastrófico incendio que afectó a la región de Montiferru, cerca de la costa occidental de la isla. Ahora, Montiferru es una de las doce zonas forestales de todo el mundo que están probando un nuevo sistema de alerta “ultratemprana” de incendios forestales, desarrollado por una empresa alemana llamada Dryad, en honor a las ninfas de la mitología griega que viven en simbiosis con los árboles.
Evitar el desarrollo de aunque sea una mínima parte de los incendios forestales tendría grandes beneficios. El cambio climático está haciendo que los incendios forestales sean más intensos, y se prevé que el número de incendios forestales extremos aumente hasta un 14% en 2030.
Aparte de los miles de millones de dólares de daños que causan en pérdidas, las partículas y sustancias químicas que producen son fuertes contaminantes y en 2021 los incendios forestales liberaron un récord de 1.760 millones de toneladas métricas de carbono a la atmósfera, lo que equivale a más del doble de las emisiones anuales de CO2 de Alemania.
Los sistemas de alerta temprana existentes se basan en la detección visual del humo, ya sea a través de imágenes por satélite, cámaras sobre el terreno u observadores humanos. Pero estos sistemas son demasiado lentos, según el cofundador y CEO de Dryad, Carsten Brinkschulte.
“Para generar un humo que se eleve por encima de las copas de los árboles y pueda verse desde una distancia de, por ejemplo, 16 a 20 kilómetros, el incendio subyacente tiene que ser muy grande: puede que ya haya medio campo de fútbol ardiendo por debajo. Además, si se añade el tiempo que tardan los bomberos en llegar al lugar de los hechos, es posible que sea demasiado grande para poder extinguirlo”.
Una nariz electrónica
Dryad, que ha recaudado 13,9 millones de euros (unos US$ 12,2 millones), pretende reducir el tiempo de detección de los incendios forestales e identificarlos en la fase de combustión lenta, esto es, cuando aún no hay una llama abierta, normalmente dentro de los primeros 60 minutos.
Para ello, la empresa diseñó un sensor alimentado por energía solar y dotado de un detector de gases. “Puede detectar el hidrógeno, el monóxido de carbono y los compuestos orgánicos volátiles: básicamente puede oler el fuego”, dice Brinkschulte. “Piensa que es como una nariz electrónica que se coloca en un árbol”.
Una vez que el sensor detecta un incendio, envía una señal a través de una red inalámbrica mediante una antena incorporada. A continuación, la señal se transmite a dispositivos más complejos y se transmite a Internet por satélite y 4G. Finalmente, la información se envía a los gestores forestales.
“También enviamos una alerta y podemos interactuar directamente con los sistemas de cómputo de los bomberos locales. Lo que se recibe es una alarma con las coordenadas GPS exactas del sensor que ha detectado el incendio”, dice Brinkschulte.
Bautismo de fuego
Los sensores tienen un precio de 48 euros (US$ 49) cada uno. Dryad, que cuenta con un equipo de unas 30 personas, vende el hardware y también ofrece un modelo de suscripción anual, con un precio del 15% del costo total del hardware, que incluye el mantenimiento y la asistencia. Sus principales clientes son los municipios y los bosques privados, así como las compañías eléctricas y los ferrocarriles, cuyos equipos suelen ser el origen de los incendios.
Hasta ahora, la empresa ha instalado 300 sensores en una docena de despliegues de prueba en Alemania, Grecia, España, Portugal, Turquía, Estados Unidos y Corea del Sur, además de Montiferru en Italia. Brinkschulte afirma que estas pruebas solo requieren un puñado de sensores porque los incendios se inician intencionadamente, para mostrar a los gestores forestales cómo funciona el sistema.
“Hemos estado probando el sistema Dryad en una zona forestal de unas 50 hectáreas que estaba especialmente afectada por los incendios provocados”, dice Philipp Nahrstedt, que gestiona un bosque de 62.000 hectáreas en el estado de Sajonia-Anhalt, en el centro-este de Alemania.
“Provocamos un incendio forestal y en 14 minutos fue detectado por los sensores. Este tiempo de detección fue fenomenal y demostró el gran potencial del sistema Dryad”, añade.
Dryad pretende ahora aumentar la producción de los sensores, con un plan para fabricar 10.000 unidades en los próximos meses y 230.000 el año que viene.
“Con el tiempo llegaremos a los millones”, dice Brinkschulte, y añade que el objetivo de Dryad es tener 120 millones de ellos desplegados para 2030. Con ello, dice, se podrían salvar de la quema 3,9 millones de hectáreas de bosque, alrededor del 40% de la superficie quemada en todo el mundo por incendios forestales en 2021, y evitar que lleguen a la atmósfera 1.700 millones de toneladas métricas de CO2.
Alexandra Ferguson