Esa mujer tuya y mía poeta amigo
Por: Juan C. Benzán
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Amigo poeta de exquisita lira,
a esa mujer que está contigo
y que aún sigue siendo mía,
cuídala sin prejuicio ni ironía,
sin ningún maltrato ni castigo,
exento del hastío y de la ira.
¡Ella es una sublime poesía!
Ella es tan deferente como la noche
es también muy deferente al día,
no sabe de versos y ama la poesía,
tiene labios de venus y rostro de Eva.
¡Amala y cuídala sin ningún reproche!
¡Disfrútala como yo lo hago todavía!
No marchites del jardín su flora hueva.
Quiérela aeda, que ella es un encanto
encarnado en el alma de una mujer.
¡Es un monumento de entrega y ternura!
¡Un paraíso de delicias e ingente dulzura!
En su cuerpo de diosa otea el placer,
perecen todas las briznas del ocaso,
no habita el agravio ni el desencanto,
gravita el firmamento en su regazo.
Disfrutas su sensualidad bardo amigo,
y viajas con ella al cosmos del paraíso;
que en su alcoba jamás aparque el hastío
y aleteen sobre las alas de vuestro amorío,
pasión, devoción, fuego ardiente y desvarío.
Que en la escarcela de su regazo tuyo y mío,
oteen las horas que ha estado contigo,
y los eternos instantes vivido conmigo.
Quiérela aeda, que ella es un encanto
encarnado en el alma de una mujer.
¡Es un monumento de entrega y ternura!
¡Un paraíso de delicias e ingente dulzura!
En su cuerpo de diosa otea el placer,
perecen todas las briznas del ocaso;
no habita el agravio ni el desencanto.
¡Ella carga el firmamento en su regazo!
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Prof. Juan C. Benzán
San Juan, R.D.