(CNN) – En cualquier evento de Tesla hay que esperar una buena cantidad de humo y espejos. Al fin y al cabo, se trata de la empresa dirigida por Elon Musk, su autoproclamado “rey de la tecnología”, que ha hecho de las promesas exageradas y los incumplimientos un lema de su carrera.
Pero la presentación del robotaxi “Cybercab” de este jueves fue, incluso para los estándares de fanfarronería muskianos, una gigantesca ilusión óptica. El tipo de espectáculo que debería recordar a todo el mundo que la persona más rica del mundo es alguien que promueve y parece disfrutar con la desinformación y la hipérbole a gran escala, ya se dirija a inversores, a sus millones de seguidores en X o a cualquier político que considere más probable que esté de acuerdo con su visión del mundo, cada vez más derechista y cargada de conspiraciones.
Tesla no respondió a la solicitud de comentarios.
Por si te lo perdiste: los robotaxis, los vehículos totalmente autónomos de Tesla que espera poner en servicio el próximo año, fueron el evento principal. Pero los robots humanoides Optimus de la compañía robaron parte del protagonismo mientras bailaban y se mezclaban con la multitud, sirviendo bebidas y haciendo mímicas
Todo esto habría sido impresionante si no fuera por algunos pequeños detalles. Por ejemplo, el hecho de que los robots no fueran realmente autónomos y fueran manejados a distancia por humanos, como informó Bloomberg. En un momento dado, un asistente incluso consiguió que un robot camarero admitiera que estaba siendo asistido por un humano.
“Esto no se reveló, y muchos pensaron que estaban operando de manera autónoma”, dijo en una nota Gordon Johnson, un crítico de Tesla desde hace mucho tiempo y inversor a la baja. “En nuestra opinión, esto es muy engañoso”.
El evento -muy apropiadamente celebrado en un escenario de Hollywood- fue escaso en detalles sobre cómo Tesla planea mejorar su sistema “Full Self Driving”, o cómo planea realmente poner sus coches sin conductor en la carretera.
Aunque los seguidores de Tesla entre el público parecían bastante contentos, los inversores buscaban algo más que objetos brillantes.
“En general, nos decepcionó el contenido y los detalles de la presentación”, escribió Adam Jonas, analista de Morgan Stanley. “No hubo ninguna demostración ni actualización de los últimos avances de la tecnología FSD, ni mención de ninguna estrategia de salida al mercado en un servicio de viajes compartidos ni datos económicos de apoyo para que los inversores profundizaran”.
Las acciones de Tesla se hundieron casi un 9% este viernes.
Por supuesto, la decepción de Wall Street no es algo que quite el sueño. Y es posible que el hechizo de Tesla solo se haya roto temporalmente, ya que las acciones empezaron a subir este lunes. Los inversores siguen valorando a Tesla más que a cualquier otro fabricante de automóviles del planeta, principalmente porque siguen convencidos de que puede cumplir todas sus grandes promesas.
Steve Jobs, el difunto cofundador de Apple, era famoso por su “campo de distorsión de la realidad”, que a menudo vendía productos menos que estelares por puro carisma. Pero el campo de distorsión de la realidad de Musk es algo totalmente distinto, y no se limita a calendarios demasiado optimistas o proyecciones descabelladas sobre el calendario de entregas de Tesla. Mientras que Musk podría tener que enfrentarse a críticas de los accionistas o de los reguladores del mercado por falsear la verdad o no cumplir sus promesas, es libre de promover teorías conspirativas y argumentos de extrema derecha con total impunidad en su megáfono personal de las redes sociales, X.
Ahí es donde Musk y otros promueven conspiraciones racistas y falsos rumores sobre la ayuda federal para los huracanes a sus más de 200 millones de seguidores, incluso cuando las autoridades piden ayuda para detener la desinformación (que el expresidente Donald Trump también está difundiendo).
No se trata, ni mucho menos, de inofensivas elucubraciones en internet.
Durante el fin de semana, los trabajadores federales de emergencia se vieron obligados a detener sus operaciones en Carolina del Norte, afectada por el huracán, después de que las tropas de la Guardia Nacional informaran que una “milicia armada” estaba “cazando a FEMA”, según el Washington Post, que citó un correo electrónico enviado a agencias federales
Un antiguo administrador de la FEMA, Craig Fugate, dijo a CNN que, si bien personal individual de FEMA había recibido amenazas en el pasado, no se parecía en nada a lo que la agencia experimentó en los últimos días.
“Esto no tiene precedentes”, afirmó.
No es difícil entender por qué, entonces, las empresas que se anuncian en X podrían sentirse incómodas si, por ejemplo, los anuncios de detergentes corporales Dove se publican junto a mensajes de Musk o de cualquier número de cuentas directamente pronazis que están prosperando bajo su administración del antiguo Twitter.
Aunque las políticas de X dicen que se prohibirán los contenidos que glorifiquen la violencia y que se aplicarán etiquetas a los símbolos de odio, como las esvásticas, un reciente análisis de NBC News descubrió que X “no parece estar aplicando esas políticas de forma coherente”.
Unilever, la empresa propietaria de Dove, Hellmann’s y un par de docenas de otras marcas de consumo, fue una de las cuatro empresas que X nombró en una demanda en agosto, alegando que organizaron un “boicot ilegal” cuando retiraron sus anuncios de la plataforma.
En un giro, sin embargo, X retiró a Unilever de la demanda este viernes. En un comunicado, Unilever dijo que X se había “comprometido a cumplir nuestras normas de responsabilidad para garantizar la seguridad y el rendimiento de nuestras marcas en la plataforma.” Se negó a hacer comentarios más allá de esa declaración.
X dijo en un post que el acuerdo con Unilever era “la primera parte de la solución en todo el ecosistema y esperamos más resolución en toda la industria”.
Esa es la misma industria, vale la pena señalar, que Musk el año pasado dijo públicamente que se fueran a la m***da.
Julia Hernández